Este sábado día 18 de febrero a las 12.00 del medio día en el salón de plenos del Ayuntamiento de Alhama de Granada, el Patronato de Estudios Alhameños celebrará un acto donde se va a proceder a la investidura del nuevo presidente, así como el ingreso de nuevos miembros de número y el reconocimiento con la entrega de la medalla de honor a título póstumo a Rafael Ortigosa Camacho, quien fue miembro de esta asociación desde los años noventa hasta su fallecimiento. La medalla fue concedida en 2019 pero a causa de la pandemia no se ha celebrado el acto de entrega, por eso este sábado se procederá a su entrega a los familiares y amigos en un acto público.
Rafael Ortigosa Camacho
Hijo del ilustre maestro José Manuel Ortigosa, de tan grato recuerdo, que en los tiempos difíciles de la II República, y a principios de la misma Guerra Civil, tan ejemplar y meritorio comportamiento tuvo y que cientos de alhameños jamás olvidaron como alumnos suyos, dejó en sus hijos un talante y estilo que a lo largo de sus vida ha sido, como en el especial caso de Rafael, realmente singular, noble, coherente y valiente ante tantas adversidades desde su misma niñez.
Tras distintas experiencias docentes y profesionales, tras pasar por los mismos Estados Unidos durante años, volvió a Alhama y se entregó, en todo cuanto fue posible, a ella. Así, le vimos en sus primeras Corporaciones Municipales democráticas, con su sentido de tolerancia y respeto, con su ejemplo de demócrata y con su permanente deseo de concordia y convivencia entre todos por encima de cualquier partidismo o sentimiento sectario. Allí estuvo siempre donde se le necesitó para colaborar, trabajar y entregarse en favor de Alhama y los alhameños. Estando en nuestro recuerdo para siempre por su especial condición de amigo inigualable de los que teníamos el honor de contar con su aprecio.
Formó parte como persona esencial en la segunda etapa del Patronato de Estudios Alhameños, al que se incorporó en los años primeros de los noventa y jamás dejó de pertenecer, fue su excelente tesorero del mismo y lo defendió siempre como una entidad cultural en favor de Alhama y su comarca, abierto a todos y jamás cerrado a nadie. Cuando ya llegó la hora en la que se fue a vivir a Granada y los años le hacían más difícil mantener su actividad en esta entidad alhameña, ha seguido en la misma hasta sus misma muerte como miembro colaborador, sin desvincularse de modo alguno de ella.
Escribió bastante sobre temas alhameños que vivió o de los que se informó adecuadamente, como ya se publicó en distintos reportajes en la revista del Patronato, tenía pendiente la publicación un libro que, sobre varias décadas del siglo XX, es fundamental para saber y comprender la realidad de lo que en nuestro pueblo pasó y se vivió, y que nadie se ha atrevido a aclarar como corresponde.
Desgraciadamente él no lo verá, pero esta obra suya publicada será el justo reconocimiento a un hombre que, tanto por su caballerosidad y sentido de la amistad, como por su inteligencia y elevado valor de demócrata, como por su apego a Alhama y a todo lo de esta tierra, eran realmente singular.