La obra, que se enmarca dentro de la gira comarcal que el centro está llevando a cabo por diferentes pueblos de la comarca, también sirvió como un homenaje y último adiós a Juanmi Rodríguez, usuario del centro fallecido el pasado 23 de junio.
La obra se iniciaba pasadas las diez de la noche en el Patio del Carmen con un lleno absoluto de público, entre los que se encontraban familiares y autoridades de la comarca, que no quisieron perderse la representación. Sobre el escenario, Juan Cabezas fue el encargado de presentar la obra explicando brevemente el desarrollo de la noche. A continuación, cedió la palabra a Pilar Espejo, directora del centro, quién habló brevemente sobre la obra y el recorrido que la misma ha tenido hasta ahora por los diferentes pueblos de la comarca y algunos casos centros educativos. También tuvo palabras de agradecimientos para todas aquellas personas e instituciones que de alguna manera u otra han colaborado con el centro, entre ellos, Salvador Arias del que recordó que cedió al centro 200 ejemplares de su último poemario, Versos, besos del alma, cuya recaudación serviría entre otras cosas para ayudar en la construcción de un comedor en el propio centro que les evite, como la propia Espejo recordaba, desplazarse cada día a la Residencia San Jerónimo para comer.
Salvador Arias, autor de la obra teatral, fue el siguiente en intervenir, habló sobre la obra de teatro y cómo estaba dividida en dos historias. La primera de ellas, interpretada por Francisco Ramírez, aparecen sobre el escenario dos personajes, el feliz enamorado y el astuto ladrón, que representan un número cómico. Ambos personajes son interpretados por el mismo actor quién a través de sus gestos, como remarcaba Arias, es capaz de trasmitir al público las emociones y sentimientos que los personajes están experimentando. El segundo de los números, el poblado indio, busca la analogía entre la persecución que sufrió durante muchas décadas a la vívida por las personas discapacitadas que hasta unos años, la apartaba a un lado, las ignoraba y las “ocultaba por vergüenza”. Arias recordó el por qué ambas piezas están interpretadas a través de los gestos “el fuerte de ellos es la autenticidad de su gesto sincero”, y sobre este aspecto su autor se ha apoyado para sacar adelante este hermoso proyecto. Para terminar, Arias quiso lanzar una reflexión personal sobre cómo se mide la riqueza de una población “por su preocupación, esfuerzo y empeño en ayudar a los más débiles, … por una razón de justicia”, asegurando que en este sentido “Alhama está a la altura de su noble orgullo”.
Tras las palabras de Salvador Arias, Pilar Espejo, visiblemente emocionada, volvió a tomar la palabra para recordar que la representación de la obra de esa noche se hacía en memoria de Juanmi Rodríguez, usurario del centro fallecido recientemente “aunque no esté físicamente, el está en nuestra mente y en nuestro corazón”. Tras estas sentidas palabras de la directora del centro se dio paso a la proyección de una video recopilatorio de las diferentes representaciones realizadas hasta ahora en otros pueblos, así como también hubo un momento para el recuerdo del compañero desaparecido.
Con la proyección de este video se inició la representación de teatro, que encantó a todos los presentes, arrancando sonrisas y aplausos por igual, así como un multitudinario aplauso, con confeti incluido, al término de la misma.
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