En la edición del pasado 30 de mayo, un centenar de personas, con un incremento de participantes de la localidad, pudieron disfrutar de estas jornadas en las que el tema principal fue las aves migratorias y su anillamiento.
Las jornadas comenzaron a las cinco de la tarde en el Restaurante el Ventorro con la recepción de los participantes a los que se les obsequió con una camiseta para los más pequeños y un bono para un baño en termas que ofrece el restaurante El Ventorro.
Matilde Molina, Concejala de Medio Ambiente dio la bienvenida a todos los presentes, destacando el gran aumento que con cada edición continúa obteniendo estas jornadas “lo que demuestra la gran concienciación medioambiental y respeto por la naturaleza de cada uno de vosotros”. Molina, quiso agradecer la presencia de los representantes de la Estación Ornitológica de Padul, responsables de la charla y de los talleres de esta jornadas, así como también tuvo palabras de agradecimiento hacia la Policía Local y la Agrupación de Protección Civil encargados de la seguridad en el desarrollo de las jornadas.
Tras la presentación, se dió paso a una breve charla sobre la migración de las aves y el anillamiento científico. Durante la charla, ofrecida por Manuel Rojo, los asistentes pudieron conocer el por qué de las migraciones de las aves, cuando comenzaron a observarse por primera vez este comportamiento en las mismas o algunas de las zonas principales a donde suelen migrar. En la segunda parte de la charla, el anillamiento científico, se explicó en pocas palabras en qué consiste, cómo se realiza, y que datos se obtienen con ello, pasos que más adelante se desarrollaron en los talleres.
Tras la finalización de la charla los participantes se desplazaron hasta la zona del motor donde se llevó a cabo el taller de anillamiento de aves, con algunos de los ejemplares capturados previamente con el método de la red japonesa, una red casi imperceptible para el ave en la que queda atrapado, sin sufrir daño alguno.
Para la realización del taller se obtuvieron ejemplares de zorzal, petirrojo o gorrión de campo, que tras ser observados, y anotadas sus principales características en una ficha, tales como su peso, el largo de sus alas, su sexo o su nombre científico, se le procedió a colocarle la anilla correspondiente en el tarso, parte de la pata del ave donde se suele efectuar el anillamiento. Esta anilla, habitualmente de aluminio, lleva impreso un remite, que identifica a la estación anilladora donde se centralizan los datos, uno o varios dígitos característicos del tamaño de la anilla y un número diferente para todas las anillas del mismo modelo y estación. Los datos de anillamiento correspondientes a todas las aves que llevan anillas de un remite determinado quedan archivados en el centro correspondiente, de forma que distintos aspectos de la vida del ave se pueden estudiar gracias a la posibilidad de reencontrar al mismo individuo, así como realizar un seguimiento a través de internet, gracias a ese mismo código impreso.
Paralelamente a este taller, se realizaron otro tipo de talleres más orientados al público infantil con la realización de caretas de aves y títeres de papel en la que los más pequeños dieron rienda suelta a su imaginación.
La cena para todos los participantes en el Restaurante El Ventorro dio el punto y final a una edición más de estas jornadas caracterizada como siempre por el ambiente familiar, la gran acogida de público y seguir dando a conocer el mundo de la ornitología y la concienciación medioambiental en la ciudadanía.