Celebrada la conferencia “Los niños del Hospicio”

El Salón de Actos del Ayuntamiento de Alhama de Granada acogió el pasado jueves, 27 de diciembre, esta conferencia que estuvo impartida por Miguel Ruiz de Almodóvar, autor del libro “La tragedia del hospicio”. Una obra que recuerda el trágico suceso que conmocionó a Granada en 1930 y que costó la vida a 14 niños del Hospicio Provincial.

El acto que daba comienzo a las siete de la tarde contó con la presencia en la mesa de Mari Paz García Prados, Bibliotecaria de la Biblioteca Municipal de Alhama, organizadora de este evento, José Montero Corpas, encargado de la presentación del acto y el conferenciante y autor del libro, Miguel Ruiz de Almodóvar.

Tras dar la bienvenida a los presentes, García Prados cedió la palabra a Montero Corpas, quién sucintamente destacó la labor de investigación del autor en arrojar algo de luz sobre este trágico suceso de los años 30. A continuación fue el turno del conferenciante quién intervino afirmando que conocía los hechos desde pequeño por su familia, pero solo sabía «tres cosas: que un médico se había equivocado en el tratamiento de la tiña, que los niños se morían ‘a montones’ y que a partir de entonces a ese doctor se le llamó ‘Herodes. A partir de aquí, decidió iniciar un complejo proceso de investigación para intentar llegar al fondo de este suceso, pasando muchas horas investigando, primero en Internet, después en la hemeroteca y finalmente, en la Real Chancillería. Fue en la Real Chancillería donde encontró quizá la documentación más valiosa: el proceso judicial y la sentencia sobre este caso: 2 años y 4 meses de prisión para el médico Carlos Puertas, como autor de un delito de imprudencia temeraria, y una multa de 500 pesetas más las costas al también médico Ignacio Durán, el farmacéutico José María Muñoz y el practicante José Calero, como encubridores. El enfermero Francisco Palomo no fue procesado. En la misma resolución, se liberaba de su pena a los condenados en aplicación del indulto general de la República, instaurada el 14 de abril de 1931. Ruiz afirmó que una de las cosas que más le indignó del caso fue la causa de la tragedia y la posterior forma de actuar de los culpables. Según relató Ruiz, las primeras informaciones de prensa apuntaban a algún fallo en el pesado de los niños o a una administración errónea del medicamento. Sin embargo, el auto de procesamiento y la posterior sentencia dejan claro que los chavales recibieron una dosis de sales de talio diez veces superior a la indicada por un error del médico condenado: en lugar de 8 miligramos del fármaco por kilo de peso, el facultativo les prescribió 80 miligramos. Una dosis mortal.

Cuando los chavales empezaron a enfermar, los procesados falsificaron las recetas y rellenaron el frasco de sales de talio tras comprarla en varias farmacias, entre ellas una de Madrid, en un intento de ocultar tan grave equivocación, según la sentencia.

Con ello pretendían, presuntamente, hacer recaer la responsabilidad sobre el enfermero que había pesado a los niños y les había suministrado la medicina.

Tras leer una carta de una de las madres de los niños fallecidos que pedían justicia, Ruiz finalizó su intervención con el poema del escritor uruguayo Eduardo Galeano “Los Nadies”. Tras finalizar el acto, el autor firmó algunos ejemplares de su libro.

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Eduardo Galeano “Los Nadies” (1940)

Sueñan las pulgas con comprarse un perro y sueñan los na-

dies con salir de pobres, que algún mágico día llueva de pronto

la buena suerte, que llueva a cántaros la buena suerte; pero la

buena suerte no llueve ayer, ni hoy, ni mañana, ni nunca, ni en

lloviznita cae del cielo la buena suerte, por mucho que los na-

dies la llamen y aunque les pique la mano izquierda, o se le-

vanten con el pie derecho, o empiecen el año cambiando de

escoba.

Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.

Los nadies: los ningunos, los ninguneados, corriendo la

Liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos:

Que no son, aunque sean.

Que no hablan idiomas, sino dialectos.

Que no hacen arte, sino artesanía.

Que no practican cultura, sino folklore.

Que no son seres humanos, sino recursos humanos.

Que no tienen cara, sino brazos.

Que no tienen nombre, sino número.

Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica

Roja de la prensa local.

Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata.

SOBRE MIGUEL RUIZ DE ALMODÓVAR

Miguel Ruiz, es abogado de profesión, ejerciendo en la localidad alpujarreña de Órgiva en la que además tiene su domicilio, y donde creó el “Archivo-Museo Ruiz de Almodóvar”, dedicado a su abuelo el pintor granadino José Ruiz de Almodóvar Burgos (1867-1942), así como un pequeño teatro de nombre “El Gallinero”, dedicado a Gerald Brenan. De familia con ascendencia accitana, se ha destacado siempre por su constante activismo cultural, defensor del folklore y los valores tradicionales, el patrimonio histórico y natural, siendo galardonado con el Premio Alpujarra 2013. Es presidente de la Asociación Cultural Ruiz de Almodóvar, entre cuyos fines están los de difundir y contagiar, entre los más jóvenes, el amor por la belleza y la historia. Es Académico Correspondiente de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de Granada.